El Misterio de Micael
Las experiencias y vivencias de Micael durante la realización de su Misión Cósmica
Desde el punto de vista de la humanidad, puede observarse el progreso de ésta, de la etapa de conciencia donde el hombre se siente como miembro de la orden divino-espiritual, hasta los tiempos actuales, en el que él se siente como una individualidad que se desprendió de lo divino espiritual y hace uso propio de sus pensamientos.
Por otro lado, se puede también esbozar, a partir de la visión supra-sensible, una imagen de aquello que Micael y los suyos vivenciaron en el transcurso de este flujo de desarrollo, o sea, puede describirse la misma secuencia de hechos desde el punto de vista de Micael.
Inicialmente tenemos una época más remota en la que se puede hablar sólo sobre lo que sucede entre los seres divinos espirituales. Se tiene un continuo actuar de los dioses. Dioses que realizan aquello que su propio ser les inspira; en esta actividad ellos encuentran la satisfacción correspondiente. Y lo que viene al caso es sólo lo que ellos experimentan en todo esto. La humanidad puede ser percibida sólo en uno de los rincones de este campo de acción de los dioses.
Es sólo una parte de estas acciones de lo divino. Pero Micael es el ser espiritual que desde el principio volvió su mirada hacia la humanidad. Él estructura las acciones de los dioses de tal forma que la humanidad pueda seguir existiendo en uno de los rincones del cosmos. Y la forma en que actúa es semejante a la que más tarde se revelará como actividad intelectual en el ser humano; pero esta forma actúa como fuerza que en la ordenación de ideas fluye a través del cosmos causando realidad. Micael actúa en esta fuerza. Su función es administrar la intelectualidad cósmica. Él desea la continuación del progreso en su área. Y este progreso puede existir sólo si la inteligencia, que actúa a través de todo el cosmos, se concentra en la individualidad humana. A partir de ahí resulta un período del desarrollo en el que el cosmos no vive más a partir de la inteligencia del presente, sino de la del pasado. Y la inteligencia del presente pasa a la corriente de desarrollo de la humanidad.
Micael desea constantemente mantener un vínculo entre la inteligencia que se desarrolla en el ámbito de la humanidad y los seres divinos- espirituales.
Pero hay una resistencia contra esta intención. El desarrollo por el cual pasan los dioses en el proceso en que la intelectualidad se desliga de su actuar cósmico y se incorpora a la naturaleza humana, es un hecho abierto al mundo. Los seres que tengan la capacidad de percepción de estos hechos pueden revertirlos en propio provecho. Y tales seres existen. Son los seres ahrimánicos. Ellos están plenamente predispuestos para absorber dentro de sí la inteligencia que se desliga de los dioses. Ellos tienen en sí el potencial para unir su propio ser con toda la intelectualidad. De esta forma, se convierten en las inteligencias más grandes, más amplias y penetrantes del cosmos.
Micael prevé que el ser humano, al avanzar gradualmente en el uso propio de la inteligencia, debe confrontarse con los seres ahrimánicos y puede, consecuentemente, caer en su dominio por haber entrado en relación con los mismos. Por eso Micael coloca los poderes ahrimánicos bajo sus pies; los expulsa constantemente hacia la región por debajo de la cual se desarrolla el ser humano. Micael, el dragón a sus pies, lanzándolo al abismo: esta es la grandiosa imagen que vive en la conciencia humana acerca de los hechos aquí descritos.
El desarrollo sigue su recorrido. La intelectualidad, que de principio estaba totalmente contenida en el ámbito de la intelectualidad divina, ahora se desliga hasta el punto en que pasa a ser el alma del cosmos. Lo que anteriormente irradiaba sólo a partir de los dioses, ahora pasa a brillar como la revelación de lo divino, desde el mundo de las estrellas. Antes el mundo era conducido por la propia entidad divina, ahora, es conducido por la revelación divina que se ha vuelto objetiva y detrás de la cual la entidad divina recorre la próxima etapa de su propio desarrollo.
Nuevamente es Micael el administrador de la inteligencia cósmica en medida en que está fluye en ordenación de las ideas a través de las revelaciones del cosmos.
La tercera fase de desenvolvimiento consiste en un mayor desligamiento de la inteligencia cósmica de su origen. Ahora no es más en el presente una ordenación de las ideas que rige los mandos estelares en la forma de revelación divina; las estrellas se mueven y ordenan conforme a un orden ideal que les fue inferido en el pasado. Micael ve como, cada vez más, lo que el administraba en el cosmos, la intelectualidad cósmica, toma su camino para la humanidad en la tierra.
Micael ve también como el peligro de sucumbir a los poderes ahrimánicos, se torna cada vez mayor. El sabe para sí mismo que él siempre conseguirá mantener a Ahriman bajo sus pies; será ¿que lo conseguirá también el ser humano?
Micael presencia un mayor acontecimiento en la tierra. La entidad crística desciende, a partir del reino donde el mismo Micael servía y se dirige al ámbito de la tierra para estar cuando la inteligencia esté plenamente con la individualidad humana. Será pues en esta ocasión que el ser humano vivirá con mayor intensidad el impulso de entregarse a aquella potencia que con toda la perfección se torna la portadora completa de intelectualidad. Más el Cristo estará presente; a través de su gran sacrificio, el vivirá en la misma esfera en que también Ahriman vive. El ser humano podrá optar entre Cristo y Ahriman.
El mundo podrá encontrar el camino de Cristo en el desarrollo de la humanidad. Este es una experiencia de Micael con aquello que está sobre su administración en el cosmos. Para permanecer junto al objeto de su administración, él se pone en camino del cosmos en dirección a la humanidad. Él se encuentra en este camino desde el siglo VII después de Cristo. Más fue apenas en el último tercio del siglo XIX que el alcanzó su función en la tierra, resultado de la transformación de su función cósmica.
Micael no puede imponer nada al ser humano. Pues la imposición cesó totalmente con la plena entrada de la inteligencia para el ámbito de la individualidad humana. Pero Micael puede realizar lo que quiere en la forma de una ejemplar y majestuosa acción en el mundo supra sensible inmediatamente contiguo al mundo visible. Con un aura luminosa y un gesto de ente espiritual, Micael puede mostrar y revelar todo el brillo y majestuosidad de la inteligencia divina del pasado. El puede traer la manifestación y efecto de esta inteligencia del pasado y mostrar como ella es más verdadera, más bella y más virtuosa que toda la inteligencia del presente que emana de Ahriman con un brillo falso y seductor. El puede hacer percibir como para él Ahriman será siempre un espíritu bajo sus pies.
Aquellas personas que ven el mundo espiritual contiguo al mundo sensible, percibe a Micael y Micael los percibe, de la forma aquí descrita, empeñados en aquello que desean realizar para el ser humano. Estas personas perciben que en el ser humano, una esfera de Ahriman debe ser liberada, desviada de Ahriman para el Cristo. Si estas personas consiguieran también a través de su vigencia abrir los corazones y las mentes de los seres humanos, entonces la humanidad comenzará a celebrar Fiestas Micaelicas con un contenido real, en las que las almas dejarán avivar en sí la fuerza de Micael. Micael podrá entrar y actuar con verdadero poder entre los seres humanos. Más el ser humano será libre y así mismo seguirá su camino de vida espiritual en íntima comunidad con Cristo.
Fuente: Rudolf Steiner. Goetheanum, 19 de octubre de 1924