Los ratones de Navidad. Tercera Semana de Adviento
Tercer Semana de Adviento - Reino animal
Había en Belén un establo muy viejo y destartalado donde vivía un buey llamado “Remus”. El heno y la paja estaban esparcidos por el suelo. En un rincón había un pesebre: el comedero de Remus.
Era justamente en este establo donde debía nacer el Niño Jesús. Antes de gran día, el ángel Gabriel vino a ver el establo del lugar “¡Qué desorden! ¡En este lugar no puede el Hijo de Dios venir al mundo! Remus, arrímate: es necesario que este lugar este limpio y arreglado”
El buey contemplaba al ángel con sus ojos redondos y grandes y continuaba comiendo tranquilamente. El establo había estado siempre como estaba. Por qué ahora había que cambiar todo?
El ángel Gabriel hubiera puesto manos a la obra él mismo, pero las manos de los ángeles estas tejidas de luz y ni pueden agarrar nada. A quién pedir ayuda? Hubo de repente un ligero silbido. El ángel miro alrededor de él: en un rincón del establo percibió un ratoncito que salia de su agujero. Había visto al ángel y llamaba a sus hijitos.
“¡Rápido venga a ver la aparición celestial!
Gabriel se dirigió entonces a los ratoncitos y les pidió: Queréis ayudarme? ¡Mirad el desorden de este establo! Es necesario que en Navidad todo esté en orden para el nacimiento del Niño Jesús”
Los ratones no se hicieron de rogar. Salieron rápido de su agujero. Cada uno tomo una pajita, la llevaba y volvía enseguida para buscar otra. En poco tiempo el viejo establo estuvo limpio.
El buey tuvo que confesar que jamas se había sentido tan a gusto. El ángel Gabriel alabó a los ratones y les dijo: “Puesto que habéis trabajado bien, se les llamara de ahora en adelante “Los ratones de Navidad”. Cuando el Niño Jesús venga al mundo, vosotros estaréis entre los primero para poder contemplarlo”
Entonces los ratones, felices, esperaron la Navidad.
Fuente: Un año de cuentos. Adviento, Navidad, Epifanía.
Tomo 2. Comunidad de Cristianos Lima, Perú 2010