Zoología
ZOOLOGÍA: El ser humano y el mundo animal
Por: Betsabé Bravo (Profesora Cuarta Clase Alexander Waldorf)
Seguramente muchos de ustedes tienen o tuvieron mascotas…y están con ellas, los acompañan y los hacen pasar buenos momentos. Pero, ¿hemos ido más allá del disfrute en esa observación?. En general suelen ponerse calificativos a los diferentes animales que comparten nuestra presencia terrenal; el “feroz”, el “cruel”, el “bullicioso”, el “sucio”, en fin, pero a veces dichas etiquetas distan mucho de lo que en la realidad el animal ES.
Los niños de 9 y 10 años despiertan al hecho de que los animales son esencialmente distintos al ser humano. Dicha diferenciación se produce de manera espontánea evidenciando que su facultad de pensamiento racional comienza a alejarse del elemento imaginativo. La relación armoniosa que tuvieron en los primeros años ahora se ve irrumpida por la llegada definitiva a este mundo y la manta de seguridad y comodidad que poseía se esfuma teniendo que mirar a su alrededor y ver cómo cada uno se encuentra en relación con lo que está cerca debiendo encontrar una nueva seguridad y rectitud a través de esa relación.
Para ello, se evita arrojarlo a las teorías o hipótesis que a menudo la ciencia entrega de las realidades ya que no se trata, por ejemplo, de creer en la ley del más fuerte para sobrevivir. Sino más bien de la comprensión del mundo animal entendiéndolo como la presencia de ellos en él mismo. Esta experiencia, no sólo le provee la cercanía, entendimiento, asombro y veneración al mundo animal sino que también constituye un aporte en la educación moral del niño y niña.
Dicho aporte y la conciencia de que el ser humano tiene en si lo que en los animales se presenta como una especificidad, se sustenta en la trimembración planteada por la antroposofía, donde al ser humano se le reconocen tres miembros constitutivos: la cabeza, el tronco y las extremidades donde cada una de ellas presenta características básicas y necesarias para que el ser humano perciba el mundo, digiera al mundo y le entregue algo a éste.
Casi todo lo que conocemos del mundo viene a través de nuestra cabeza y, a pesar de que no trabaja tan duro como nuestras extremidades es la que nos permite tener esas ventanitas abiertas para percibirlo. A través de estas ventanas el mundo nos entrega algo. Sin embargo, lo que percibimos no se queda en nuestra cabeza; si es algo sabroso se va al estómago, si olemos un aroma agradable a los pulmones y si escuchamos una música placentera o vemos algo bello u horrible podemos sentirlas en el corazón, es decir, se trasladan a nuestro tronco.
Así como con nuestra cabeza el mundo viene a nosotros, con nuestras extremidades nosotros vamos al mundo. Nuestras piernas nos acompañan y desplazan en este mundo terrenal y nuestras manos no sólo nos sirven en la creación de algo propio sino que tienen la capacidad de crear y dar a otros.
En cuanto al mundo animal, esta trimembración se presenta en la particularidad de cada animal. Si bien todos cuentan de una u otra forma con dicha conformación, en cada uno de los animales una de estas partes se ha desarrollado más y mejor a la luz de sus necesidades físicas y características ambientales de dónde se desarrolla dicho animal. De esta forma, tenemos animales que se destacan en su comportamiento por una presencia más fuerte de su cabeza, la jibia por ejemplo, o en el caso de la foca si lo que se destaca es el tronco.
Con esta mirada, los niños en esta cuarta clase podrán asombrarse mediante descripciones y relatos vivos de la existencia de la diversidad animal, una diversidad que presenta unilateralidad estructural en cada animal si la comparamos con la universalidad que presenta el ser humano pero que de dicho contraste le generará al niño o niña una admiración y consideración de lo que realmente es con el rol de cada especie en este mundo y no una superioridad sobre ellos.
Referencias bibliográficas:
KOLISKO Eugen, “Zoología para todos”, Editorial Idunn, 1944.
KOVACS Charles, “El ser humano y el mundo animal”, Editorial Idunn, 2011.
RITCHER Tobías, “Plan de estudios de la pedagogía Waldorf-Steiner”, Asociación de centros de educativos Waldorf de España”, 2000.